martes, 23 de diciembre de 2014

Observo...

Ante las puertas del infierno, estoy perpleja viendo como se inician andanzas donde los diablos juegan con las almas, las hacen reír y gozar para luego torturarlas, arrancar la poca luz que les queda y volverlas oscuridad.

Es divertido poder observar cada noche los nuevos horizontes donde victimas tan nobles se retuercen en pecado para luego romper en llanto, me encuentro moviendo piezas en este juego de rompecabezas queriendo encontrar la solución a una independencia y es que en esta morada donde el misterio reina, donde nada es claro hay una doncella tan delicada y sonriente, tan cadente y elocuente. Camina entre rosales donde el color rojo es su sufrimiento va dejando trazo de su eminente tono, las rosas se tornan rojizas pues beben la sangre que sus pies brindan.

Cada noche una nueva sombra juega entre puertas, queriendo tocarla y queriendo tenerla más soy guardiana de su imperio, cuido de su cuerpo pues ella pertenece a otra figura, a una poesía en suspenso, pertenece a otro reino, a una existencia que perdura desde principio de los tiempos, pertenece a ese ser que juega a lo lejos con su pelo, pertenece a ese que le regala noches alegres.

Esta sentada a la merced de cuatro paredes en las cuales cada una grita diferentes dolores, escucho sus relatos, sus gritos ahogados, tanto sonido frustrado hechos penumbras, pues ahí sufría cada llanto, cada anhelo quebrantado, cada golpe y cada herida que solo han hecho de ella una agonía mas sin rendirse tiene gran sonrisa pues ella no tiene cobardía, acostada en su cama la lujuria la arrulla, le canta canciones de cuna con la voz de ese espectro que la tiene en locura, de ese masculino ser al que le canta con dulzura.

Tanto portal cubierto, ahí donde los espejos se ocultan, se encuentran sombras de un ayer donde danzaba tierna y sin cordura, donde era coqueta con el espejo, donde con deseo jugaba con sus dedos. estoy acá en una vida diferente, con una nueva misión y un cara diferente, estoy acá siendo un puente entre la realidad y algo sin mente, algo que solo pocos entienden...

Siendo un relato sin final, siendo una historia, un cuento sin contexto, una rima asonante, siendo un párrafo sin verso pero en fin... existiendo. 


                                                 
                                                                                                           ANTONIA

lunes, 22 de diciembre de 2014

Travesía

Le escribo al destino, a esa obra incierta que marca pausas entre caminos, sentada en la vereda de la inquietud muevo mis piernas al compás del viento pidiéndole a gritos que me haga de su corriente, que me lleve lejos y exactamente a los brazos de ese ser que anhelo.

Estoy acá contando flores muertas, pétalos de obras a medias, estoy acá viendo a la utopía del horizonte donde él se encuentra, ahí quiero llegar corriendo, sin detenerme, sin dudar de que estaré tan cerca que no se alejará, donde podré sonreírle con libertad, donde empezará un nuevo capitulo de nuestra historia y concebiremos nuevos recuerdos.

Cae la noche y el sol juega entre nubes creando colores en mi cabello y derramando calor en mi piel, me gusta pensar que es usted tocando cada centímetro de mi ser, acariciando a mis poros y consintiendo mi pelo, me gusta imaginar que cuando ese sol se oculte usted estará ante mis ojos haciendo prosas en mis labios, armando sonetos entre mis dedos.

Me gusta estar sentada acá a la orilla de la carretera pues me indica que hay un camino hasta su figura, me señala que a pasos lentos podré llegar a sus brazos y susurrarle todos mis cantos, donde le robaré sonrisas mañaneras y escucharé su cansancio después de noches enteras donde nuestro ritmo sea uno, donde nos funcionemos entre alas de fuego, donde nuestros demonios sean algo más que un juego.

Camino viendo al anochecer cubriendo mi entorno, me dice que no pare que esta muy pronto la meta de este viaje, que estaré compartiendo con su alma el principio de los días y el final de las noches donde estaremos siendo un nosotros y desaparecerá toda soledad.

Y mientras camino queriendo llegar voy cantando con mucho afán:

''Loco! Loco! Loco!
Cuando anochezca en tu porteña soledad,
por la ribera de tu sábana vendré
con un poema y un trombón
a desvelarte el corazón.

Loco! Loco! Loco!
Como un acróbata demente saltaré,
sobre el abismo de tu escote hasta sentir
que enloquecí tu corazón de libertad...
Ya vas a ver! ''

Voy cantando para sentirle tan cerca hasta que llegue ese momento, ese comienzo donde seamos libertad.

jueves, 4 de diciembre de 2014

Allí

Mi piel estremecida por el toque de la noche, narra sutilmente el placer que va a sentir, como el frío en esa soledad acaricia mis pechos, los desnuda ante el vacío, los roza y provoca, palpando esas siluetas al gusto de la boca de ese a quien esperan y quieren envolver.

Mis manos juegan a ser pinceladas de lujuria, crean tonos de pasión y sienten perversión que se pierde entre poros de ilusión, entre pensamientos donde la carne no tiene razón y buscan nada mas complacerme. Tocan el contorno de mi ser hasta enloquecerse, el calor empieza a hacerse presente, mis labios juegan a morderse al sentir como él se recrea con mi mente, como la imaginación nos compromete a ser obscenidad, a ser vicio donde nuestras lenguas se enreden, donde mis piernas y su cuerpo se entrometen.

La desnudez ya no quiere estar ausente, entre sombras hace caer la ropa y se divierte, expuesta me mantiene mientras mi piel desea ser pintada por el rojo carmesí de sus palmadas, de sus mordiscos, de su lengua jugando por el largo de mi ombligo hasta perderse y saciarse en mi, suplicando a la oscuridad por sentir su flagelos haciendo de mi humedad su sentir.

Sollozando al pecado me encuentro, atravesando mi cuerpo al son de su ir y venir, retorciéndome ante su indecencia y perdiéndome en su decadencia, mi locura hecha frenesí atrae al orgasmo, a ese momento sin aliento donde el temblar y el gritar se combinan donde su figura se derrama y crea trazos sobre mi. 

Allí entre sobras nos hallamos donde la vehemencia nos va despojando, donde el alma se arrebata ante el delirio de nuestras bocas, siendo doblegada por su firmeza y yo explotando su demencia.

Allí siento morir donde su deleite me hace existir...