jueves, 4 de diciembre de 2014

Allí

Mi piel estremecida por el toque de la noche, narra sutilmente el placer que va a sentir, como el frío en esa soledad acaricia mis pechos, los desnuda ante el vacío, los roza y provoca, palpando esas siluetas al gusto de la boca de ese a quien esperan y quieren envolver.

Mis manos juegan a ser pinceladas de lujuria, crean tonos de pasión y sienten perversión que se pierde entre poros de ilusión, entre pensamientos donde la carne no tiene razón y buscan nada mas complacerme. Tocan el contorno de mi ser hasta enloquecerse, el calor empieza a hacerse presente, mis labios juegan a morderse al sentir como él se recrea con mi mente, como la imaginación nos compromete a ser obscenidad, a ser vicio donde nuestras lenguas se enreden, donde mis piernas y su cuerpo se entrometen.

La desnudez ya no quiere estar ausente, entre sombras hace caer la ropa y se divierte, expuesta me mantiene mientras mi piel desea ser pintada por el rojo carmesí de sus palmadas, de sus mordiscos, de su lengua jugando por el largo de mi ombligo hasta perderse y saciarse en mi, suplicando a la oscuridad por sentir su flagelos haciendo de mi humedad su sentir.

Sollozando al pecado me encuentro, atravesando mi cuerpo al son de su ir y venir, retorciéndome ante su indecencia y perdiéndome en su decadencia, mi locura hecha frenesí atrae al orgasmo, a ese momento sin aliento donde el temblar y el gritar se combinan donde su figura se derrama y crea trazos sobre mi. 

Allí entre sobras nos hallamos donde la vehemencia nos va despojando, donde el alma se arrebata ante el delirio de nuestras bocas, siendo doblegada por su firmeza y yo explotando su demencia.

Allí siento morir donde su deleite me hace existir...







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