domingo, 26 de julio de 2015

Dulce y amargo.

Veo en blanco y negro tantos recuerdos, tantas letras en el suelo, tantas risas dibujadas en el techo, escucho gemidos escondidos en el viento, su nombre hecho eco en mi silencio, caricias escritas en mi cuerpo se dejan redactar cada que lo pienso.

Mi pies han dejado de tocar el cielo, las nubes se han convertido en lechos donde mi cuerpo descansa entre sueños, ahí suelo desaparecer donde mi sonrisa no es borrada junto a su recuerdo, dice que se fue, que desapareció y que murió dejándome sentada junto al dolor, me escribió poemas de un adiós...

Amor, dulce y amargo amor yo aún lo siento en ese tango, en ese bolero que deseo danzar junto a su piel, mis letras susurran su presencia y me cuentan cada noche que aún se encuentra. Siempre lo pinto con mis dedos en este lienzo, dibujo en el ese camino donde puede perderse otra vez.

Lo pienso con mis versos, narrando a la luna cada aventura por las que mi boca imagina la suya, donde mi cintura marca el vaivén de su placer y mi cabello el enredo de sus dedos.

Amor, dulce y amargo amor, porque sentirle sin sentirle, porque amarle sin tenerle, porque aún sin besarme yo me siento de su piel y no hay sensación más grande que saberle en mi distancia, que habita en mi soledad ahí en esa morada donde nos sentamos a charlar, allí donde mi risa se combina con lo burlesco de sus gestos es una sensación que me recuerda estar viva entre muros de hiriente duelo.

Porque se ha oscurecido mi día, porque mi noche se ha vuelto infinita pero saberle conmigo es una completa lírica, amarle con cada careta, con mañas, acertijos y pocas respuestas, saberme suya, saber que muy pronto bajo sábanas seremos de nuevo poesía.

Amor, dulce y amargo amor, seremos locura... lujuria y un poco de color.

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